El Maligno B acarició, de nuevo a contrapelo, a su gato.
- ¿Pero qué se haan creído?- gritó- ¡Marciaal, Marciaalico! ¡Deja lo que estés haaciendo y ven enseguida!
- ¿Señor?
- ¿Dónde estaabas? ¿Por qué has taardado tanto? ¿Qué es esto? ¿Le haas dado de comer al gaato?
- Detrás de usted. No he podido venir más rápido. Un blog, cuaderno o bitácora. Sí.
Mientras digería toda la información el Maligno B volvió a sentarse. Esta vez el gato no se encaramó a su regazo.
- ¡Ya se que es una bitáácora! A lo que me refiero es a lo que haan escrito.
- Al parecer quieren homenajear a Don Paco Martínez Soria.
- ¡Don Fraancisco, Don Fraancisco! ¿Pero, no lo entiendes?
- Quieren resaltar su personalidad y glosar sus películas.
- ¡Nooo! ¡Que paareces tonto! Esto es una maaniobra orquestada por un grupúsculo antiregionaalista. Son demaasiado listos, no me esperaba esto de ellos. – El Maligno B agitó el ratón buscando algo entre los archivos del ordenador- El aaño pasado Esteso, este Don Fraancisco… Si siguen aasí terminaarán homenaajeando al Juaan de Laanuza, y eso no podemos consentirlo. ¿Verdaad?
- ¿Hablo con alguien de arriba para que prohíban los blogs? O mejor ¿Solicitamos un trasvase de blogueros antitodo a China? –Dijo Marcial- Aunque habrá que evitar la palabra trasvase… ¿Cambio temporal de ubicación?
- ¿Pero tú, paara qué tienes la caabeza? ¿Para llevaar gorros de esquí? De momento, al inventor de laa idea le mandas a laa cuadrilla del sombrero. Para que vaaya de cinéfilo. Y luego pones un bot a generar entraadas y comentaarios, iguaal que hicimos con el que empezó lo de Esteso. Como al otro especiaalito lo tenemos entretenido con lo de la baandera tampoco molestaará de momento.
- ¿Y los demás?
- Sólo nos queda una solución. Acompááñame.
El Maligno B se incorporó, dirigiéndose a la librería. Seleccionó un libro titulado “Estatuto de Autonomía” y lo movió. Una portezuela se abrió a su derecha. “Naadie descubrirá nunca esta entraada secreta”. Franquearon la puerta, que se cerró a sus espaldas. El angosto pasillo daba acceso a un luminoso laboratorio, desconocido hasta ahora para Marcial.
- Señor, ¿qué es esto?
- Esto es un laaboratorio. ¿No ves las probetas y los tubos de ensayo?
- ¿Pero, para qué sirve?
- Para creaar las siete plaagas, o máás, luego las destruyo y sigo paareciendo imprescindible, paara que mi poder aumente día a día. Aasí, en un futuro próximo, gobernaaré el mundo. Es un plaan lento, pero soy genéticaamente caabezudo, así que lo conseguiré. Primero esta regioncita o Liechtenstein, lo primero que paase, y luego el mundo.
- ¿Y…?
- ¿Y qué vaamos a haacer aaquí? ¿No quieren Paaco Martínez Soria? Pues vaan a tener Paaco, hasta haartarse. Duraante todos estos aaños he ido recuperaando AaDN de varios faamosos muertos. Esperaaba el momento de utilizaarlo y, por fin, ha llegaado.
- …
- Vamos a mezclar el AaDN de Don Francisco con esaas crías de Mejillón Cebra. Lo soltaaremos por el Canal y por la Torre del Aagua. ¿Te imaaginas? Millones de mejillones apiñados, con sus conchas que paarecerán boinas. Toda la ciudad llenas de Paacos Martínez Cebras. ¡Juuaaaajaaaa! – La terrible risotada llenó el laboratorio, haciendo temblar varios tubos de ensayo y apagando un mechero Bunsen.
- ¡Elvis, Elvis! ¿Te encuentras bien?
- Priscila, por favor, prométeme que, si alguna vez me muero, no permitirás que ningún tartamudo se acerque a mi cadáver. Y, no quiero volver a comer mejillones, me provocan pesadillas.
Los dos viejecitos intentaron volver a conciliar el sueño.