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Dos Cervecicas

Crónica Ceniza del Siglo XXI

El lunes, aprovechando la "okupación" de la casa de Madclimber, y abusando de familiaridad, tomé algunos libros de su biblioteca. Para ojearlos con los ojos y hojearlos por las hojas. De forma inconsciente fui dejando uno sin tocar. Pero la indolencia es peligrosa, y, al final, mis dedazos cayeron sobre el.

Escrito por un montañero mediático, pero con fama de gafe, nos sirvió para toda suerte de chanzas y bromas gruesas. Bien por conjurar, mediante el humor negro, una suerte de superstición atávica, bien porque somos así de cabrones.

A la mañana siguiente me desperté con dolor de cuello y de cabeza. Lo achaqué a una mala postura durmiendo.  Cómo el día anterior había gastado todo el efectivo (siguiendo mi costumbre de no llevar casi dinero, hice una mala previsión), comimos en un chino que aceptaba tarjetas (no me gustan los chinos, aunque este me sorprendió, ni nos aceptaron la tarjeta, ya dije yo que teníamos que ir al de las hamburguesas).

Intenté sacar dinero en un cajero, pero no tengo la tarjeta activada (menos mal que Madclimber estaba para salvarme el culo, ahora le tendré que dejar los crampones cada vez que pase por Zaragoza). A la hora de irnos, el coche estaba sin batería. Un teléfono con problemas de red, el otro sin saldo...

Por suerte, un señor con pintas (y actitud) de mecánico me echo un cable (a cada borne) y el coche arrancó. Aprovecho para decir que, según treinta minutos de estudios de campo, el 2 % de los conductores llevan pinzas de batería.

En casa, por fin, he cogido el único libro de este mediático escalador y lo he metido al congelador. No porque crea en supersticiones, sino porque soy así de cabrón.

1 comentario

unjubilado -

Como el post está triplicado no se donde comentar, pero tuviste suerte, te tomarías tres hamburguesas y te arrancarían el culo... digo el coche tres veces.
Y es que blogia a veces se pasa.
Saludos