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Dos Cervecicas

Joaquín y Joaquín.

En  esa edad indeterminada, en la que estábamos entre seguir jugando con los madelman (que lo pueden todo) y sacarnos el carnet de conducir, nos hablaron del naturalista.

Ya habíamos visto "En busca del arca perdida" y habíamos oído algo de Greenpeace, así que esperábamos a un tipo, vestido de caqui, capaz de coserse una herida con el cordón de los zapatos en plena refriega contra un ballenero. Claro, el cine aún nos podía.

Así que, cuando apareció Joaquín, impecablemente vestido con sus vaqueros y su polo, nos sorprendió su aspecto.

La (pequeña) decepción se transformó en un sin parar de información, paseos y carreras por el parque. Nunca habíamos visto tanto en un espacio tan reducido. Terninamos agotados pese a nuestra juventud.

Aún me lo encuentro de vez en cuando. Trabaja en un banco y sigue teniendo una sonrisa en la boca y unas palabras amables.

 

Joaquín, el otro, es pintor, de cuadros. Cuando lo conocí tenía apellido (y aspecto) de mexicano. También tiraba con armas de avancarga, lo que acentuaba su aspecto de haber conocido a Zapata. Ahora se ha afeitado el bigote, pero sigue siendo moreno y recio.

Un día comenzó a correr. Poco a poco fue participando en carreras mayores. La última vez que lo vi acababa de ganar la carrera del Pryca (así nos entendemos todos). Me invitó a tomar una cerveza en la zona VIP y estuvimos repasando amigos y conocidos.

Joaquín tiene acondroplasia. Joaquín sufrió poliomielitis y no puede mover las piernas. Cuando me encuentro con ellos siento que la discapacidad la tengo yo. Nunca me atrevo a preguntarles si estarían más cómodos si me agachase para hablar con ellos.

 

2 comentarios

unjubilado -

Me ha encantado tu artículo.
Saludos

laMima -

¿Sabes?..yo también pienso eso a veces. Creo que en el fondo soy yo la discapacitada.
Un besazo hermoso.